Lo que pudo ser y no fue. En seco, Lorenzo tenía ritmo para ganar o, como mal menor, ser podio, y en agua, su elección de neumáticos fue la correcta. Sufrió al principio para calentar el duro trasero, pero iba mucho mejor que en otras citas con lluvia.
De hecho, iba remontando, cuando, a falta de siete giros, su goma delantera se hizo trizas. Tuvo que entrar en boxes para sorpresa de su equipo. Se montó en la segunda, con gomas lisas, pero no había suficiente carril seco y volvió a por su anterior montura con neumáticos de mojado. Esto le costó ser doblado y acabar 17º y último. Un desastre. De poder recortar a Márquez a verse superado por Rossi y a 59 puntos de Marc.
Jorge estaba decepcionado. "La goma estaba destrozada. Le faltaba una parte en el centro. Tuve muy mala suerte. Era cuando iba más rápido, al nivel de Crutchlow y Rossi. Pensaba que podía ser tercero. Michelin nos ha pedido disculpas", desveló.
El mallorquín, pese a todo, no se da por vencido. "Yo quiero ser campeón. Ahora no pienso en el campeonato, sino en pilotar de la mejor manera posible. Está siendo mitad mala suerte y mitad no buenas sensaciones con el neumático delantero en agua", dijo.
El balear aguantó el órdago al ser cuestionado sobre los deseos de Rossi de arrebatarle el segundo lugar. "Desde que llevamos la misma moto y los mismos neumáticos, si miras las estadísticas, está claro quién ha obtenido mejores resultados. No tengo nada que demostrar. Victorias, poles, podios y títulos. Será lo que quede ahí", soltó.
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